“Las alas rosadas” tiene varios lenguajes, que son complementarios y particulares, ya que cada uno de ellos abre una puerta de la creatividad, de la emoción y de la imaginación. Por un lado está la narración escrita, que se conjuga con la historia pintada... Por otro lado está la narración onírica-escrita: metáforas que construyen la voz escrita: el propósito es despertar el amor de la poesía, estimular la imaginación, suscitar en el lector imágenes poéticas. Se busca cultivar la voz poética y la conciencia a través de lo sentido. La creación poética es fundamentalmente interactiva: fruto de la metáfora propuesta por el escritor y de la imagen fabricada a partir de esta metáfora por el joven lector... una imagen elaborada con la fibra del sentimiento del lector.
Hay también otro lenguaje, en constante interrelación con los otros, y que constituye un mundo particular: la imagen artística. Basada en el colorismo, las tintas, las aguadas, produce imágenes llenas de vida y de voces... Las huellas del agua, las mezclas caprichosas de las tintas y los trazados figurativos del lápiz, aunados al trabajo digital, crean imágenes artísticas que también hablan sus lenguajes: el de lo específicamente figurativo, el lenguaje colorista, el lenguaje de las transparencias y las manchas... manchas recurrentes a lo largo del libro gracias al empleo de técnicas digitales en el acabado de las imágenes. De esta manera, los fondos no son sólo fondos, son un personaje per se, una voz per se. Estos fondos que figuran al mismo tiempo un cielo y un estado de ánimo evolucionan a lo largo del libro, como nubes que se desplazan en el cielo, influenciados en su tenor, sus colores, su definición y sus luces por la historia emocional que se desarrolla en “Las alas rosadas”.